top of page
Buscar

15 consejos sobre Reactividad Canina

La reactividad canina es un problema muy común hoy en día. Un gran porcentaje de humanos que conviven con perros han tenido que lidiar con la reactividad, ya sea eventualmente o de forma diaria.

En este post te dejo algunos consejos para ayudar a tu perro con ese problema.





¿Qué es la reactividad?

La reactividad es una respuesta desproporcionada ante una situación o estímulo. Pero, ¿seguro que es así? Se trata de una respuesta desproporcionada o exagerada para nosotros, pero no para nuestro perro.

Cuando un perro ladra descontroladamente a otro, tira de la correa hacia el estímulo o intenta huir en modo pánico; nos está comunicando que no puede gestionar la situación y que, dependiendo del origen de la reactividad que presente, no le hemos ayudado o dado las herramientas para poder estar presente con ese estímulo o en ese entorno.

Y lo más probable es que tu perro te lo haya hecho saber anteriormente con conductas más bajas que progresivamente han ido en aumento por no escucharle.



La reactividad es una respuesta emocional condicionada, es decir, el perro no puede decidir cómo responder ante la situación y/o el estímulo. Es una respuesta rápida ante algo que no sabe gestionar y que le ha sido funcional, de ahí que vuelva a producirse.

Es por eso que si tu perro muestra conductas reactivas, esto es lo que menos debes hacer:

  • Gritarle por reaccionar.

  • Ordenarle sentar y estarse quieto en esa situación o con ese estímulo.

  • Darle tirones de correa para que pare.

  • Hacerle pasar una y otra vez por los lugares donde muestra esas respuestas.


Tu perro en esa situación no piensa, no gestiona y no aprende. Para ayudarle con la reactividad debemos tener en cuenta los factores ambientales, que juegan un gran papel en las reacciones de nuestros perros, al igual que los umbrales que puedan soportar y las capacidades que han desarrollado para afrontar.



15 consejos para lidiar con la reactividad canina

1. Elige un material de paseo adecuado:

Los materiales que usemos para el paseo pueden influir directamente en el estado emocional de nuestros perros. Si elegimos un material de paseo inadecuado como un ronzal, collares de castigo, arnés antitirones, correas cortas... La restricción de movimiento y decisión generarán frustración e irritabilidad.


2. Reduce el estrés de tu perro:

Reducirlo es imprescindible para comenzar el cambio. Con altos niveles de estrés, el perro seguirá dando respuestas rápidas y no estará aprendiendo. Vacía su vaso de arousal con actividades de calma pasiva (olfato, lamido y masticación), realizando sus actividades favoritas (paseos desestresantes, juegos para canalizar su energía, deporte...), eliminando los detonantes para que no siga acumulando estrés, e incluso trabaja un buen manejo de correa, ya que esta suele transmitir y generar mucha tensión.


3. No te enfades ni le castigues:

Como hemos visto antes, enfardarse o castigarle no es una opción, tu perro no ha reaccionado por elección, sino por saturación. Si le gritas o castigas solo aumentarás esa conducta, o en el peor de los casos, puedes inhibirle por miedo y que responda peor cuando menos lo esperes.


4. La observación es tu gran aliada:

Aprender a observar a nuestros perros y conocerlos es fundamental. A través de la observación podemos captar los precursores de la respuesta y evitarla. También, podemos ver el tiempo de recuperación después de encontrarse con el detonante y saber si su resiliencia ha aumentado.


5. La rutina debe de estar presente:

La rutina permite a nuestros perros tener un control sobre su vida y en cierta parte les aporta seguridad. No solo debes de tener en cuenta los horarios, sino también la rutina del paseo (lugares, actividades) para evitar novedades que puedan estresar a tu perro.


6. Reajusta los paseos:

Los paseos no tienen por qué durar horas, quizá tu perro necesita acortar el tiempo para no saturarse por sobreestimulación del entorno.


7. Conoce sus umbrales:

Es importante saber las distancias con los detonantes en las que nuestros perros reaccionan para evitarlas. Si evitamos reacciones, evitamos más cúmulo de estrés, y si evitamos más estrés le podemos ayudar a comenzar a gestionar.


8. Crea nuevas respuestas emocionales:

Tu perro ahora solo tiene una respuesta si ve a otro perro, un coche, alguien corriendo... Y es ladrar o abalanzarse. Si cada vez que ve ese estímulo, aparece también un premio de alto valor como puede ser su chuche favorita, comenzará a sentir otra emoción.


9. Trabaja vuestro vínculo:

Con un perro reactivo es importante ser su apoyo y no su enemigo. Es una situación en la que tu perro lo pasa mal y necesita una ayuda por tu parte para poder salir de ahí. Trabajando el vínculo obtendrás confianza por su parte y eso te ayudará a que tu perro acuda a ti si no puede controlar la situación.


10. Usa barreras visuales:

Es una realidad que durante el paseo no podemos controlar con cuántos detonantes nos encontraremos pero sí podemos ayudarnos de otros estímulos que haya, por ejemplo, coches aparcados. Si vemos venir un detonante de frente y a nuestro lado tenemos un coche, podemos usarlo para evitar que nuestro perro lo vea y también tomar distancia.


11. No le expongas:

Exponer a tu perro a situaciones que no puede gestionar solo romperá vuestro vínculo, aumentará su estrés y tendrán más fuerza esas respuestas cuando de nuevo se vuelva a encontrar en ellas. Es muy importante evitar la saturación y ayudarle a salir cuanto antes del conflicto.


12. No alargues las sesiones:

Si estás trabajando la exposición progresiva, la gestión del entorno o la creación de nuevas respuestas emocionales, asegúrate de no hacer sesiones muy largas. Son más productivas sesiones cortas porque evitamos el cansancio y desgaste mental.


13. Elimina el sobrecontrol:

En muchas ocasiones cometemos el error de estar constantemente controlando a nuestro perro (hacia donde ir, qué hacer, pedirle algo...) y eso puede convertirse en ruido, eso hará que se desgaste el valor que tenemos para él. Por otra parte, pre-ocuparse antes de estar en la situación o antes de la respuesta de nuestro perro, podrá condicionarla completamente.


14. Aumenta su seguridad:

Uno de los orígenes de la reactividad es la inseguridad. Aumentando su seguridad podemos ayudarle a presentar mejor esos estímulos. Trabaja ejercicios de propiocepción, enriquece su ambiente para ayudar a su bienestar, proponle retos para desarrollar la capacidad de afrontación...


15. Trabaja su cognición:

Realizando ejercicios de cognición le ayudará a pensar. La resolución de problemas nos aporta plasticidad y flexibilidad para la toma de decisiones.




La ciudad es un entorno muy estresante con tanto ajetreo, estímulos y ruido. Lo que menos podemos hacer por nuestros perros es ayudar a gestionar todo eso.

Ellos no eligieron dónde vivirían, lo hicimos nosotros por ellos.




Si tú convives con un perro reactivo y quieres cambiar a la "no reactividad" te invito a echarle un ojo a nuestro programa online Reactividad Canina, donde aprenderás herramientas y ejercicios para conectar con tu perro y trabajar ese problema a favor de él.






Gracias por leer nuestro Blog.

Si te ha parecido útil esta información, nos ayudas a seguir creando contenido compartiendo este post para poder llegar a más personas y que así conozcan el lenguaje y la comunicación canina.

bottom of page